María de Magdala inicia un nuevo liderazgo

Nota: Si quieres leer en tu propio idioma utiliza el traductor al lado derecho de esta página

Queridas todas de la familia Cabriniana en la Asistencia Latinoaméricana y  quienes me leen en esta página.


Para enviarles mi saludo y compartir algunas inquietudes, considero propicio este tiempo de descanso y reflexión sobre El Misterio Pascual. 
En las siguientes líneas no pretendo hacer un sermón sobre el Triduo Pascual, o hablar del amor-servicio, ni del amor extremo en la cruz, ni dilucidar intelectualmente sobre el gran canto a la vida que es el Pregón Pascual. Creo que cada una de nosotras tiene bastantes insumos Teóricos/Teológicos sobre este Triduo Pascual; por lo tanto, solo quiero compartirles dos inquietudes.
La primera es invitarles a experimentar interiormente la profundidad del Misterio Pascual. Cada gesto, cada signo y cada símbolo de la liturgia católica, nos llevan de la mano a esta experiencia mística, que centra nuestra Fe, y nuestro empeño de  hombres y mujeres creyentes, consagradas para la misión. 
Es una invitación a dejarnos llevar por los signos, símbolos y gestos de estos tres días litúrgicos. Se trata de entrar tomadas de la mano con Jesús desde los preparativos del memorial de la Cena, pasando por su agonía de Getsemaní, hasta el encuentro con María, el primer día de la semana. Se trata de contemplar este misterio Pascual en los rostros de nuestras hermanas y hermanos del pueblo de Dios.
Buscamos experimentar la infinita misericordia del Dios de la Vida que no se ha olvidado del Hijo, y lo ha resucitado, confirmando así su vida de Profeta, “verdaderamente este es el Hijo de Dios”
Y la segunda inquietud que tengo, se inicia con ese encuentro y diálogo entre María y el Resucitado. Y es que, aunque parezca trillado, ese pasaje del evangelio de san Juan siempre me ha dado un “subidón feminista y sororal”.  A diferencia de los otros evangelistas, San Juan nos deja esta escena con la sola presencia de una mujer, María. Ahí está ella con el Resucitado. No hay más testigos, basta con la experiencia y el testimonio de esta mujer. Esta escena contracultural, inaugura el tiempo nuevo, el primer día de la semana.
Queridas hermanas, todas y cada una, de maneras diferentes nos vemos a diario en un servicio como líderes, las dificultades que encontramos a la sororidad entre nosotras, tiene mucho que ver con nuestras dinámicas interpersonales psicológicas, enraizadas en traumas antiguos y recientes; pero esas dificultades tienen más raíces en el pensamiento patriarcal que ha introyectado, entre nosotras, luchas de poder y competición como si fuésemos “machos”. Nos mimetizamos con este ambiente patriarcal y desacreditamos a María, esa lidereza y anunciadora Pascual, que vive en nosotras y en cada una de nuestras hermanas.
María somos cada una de nosotras, mujeres apasionadas, enamoradas de Jesús. Mujeres que algunas veces, turbadas por los duelos que viven día a día nuestras gentes, buscamos entre los muertos algún recuerdo de vida.
María somos cada una de nosotras MSC a quienes el Resucitado habla hoy muy personalmente, pronunciando mi nombre, tu nombre; con ese voz tan familiar que nos hace reconocerle.
María es la líder, mujer por excelencia que nos invita a generar entre nosotras un nuevo modelo de liderazgo basado en la sororidad libre de las taras del patriarcado.
Deseo fuertemente que en esta fiesta pascual, cada una escuche su nombre pronunciado por el Resucitado, y rebosante de gozo vayamos a anunciarlo a nuestros hermanos y hermanas.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
Semana Santa 2015

Nota: Si desean leer más sobre la rivalidades entre mujeres revisar la publicación del año 2011sobre: “Un nuevo modelo de liderazgo femenino: de la rivalidad a la sororidad
 en este mismo blog.



Comentarios

Entradas populares